martes, 26 de noviembre de 2013

Cardiopatías

ENFERMEDADES DEL CORAZÓN: CARDIPATÍAS






ENFERMEDADES DEL CORAZÓN:
TRATAMIENTO, CAUSAS, SÍNTOMAS, DIAGNÓSTICO Y PREVENCIÓN
Se trata de una amplia gama de enfermedades que impiden al corazón desempeñar debidamente su función normal de impulsar la sangre a todas partes del cuerpo.
El caso de Max. Max, que acaba de cumplir los 14 años, comparte a menudo con su abuelo el rito matutino de tantos sábados: desayuno en una cafetería
favorita, seguido de un animado partido de tenis. En esta ocasión ambos piden huevos fritos, con cuatro tiras de tocineta, una pila de panqueques y un platito aparte de papas y cebollas doradas a la sartén. Terminado el desayuno, marchan en auto hacia la cancha. Apenas pasan diez minutos de haber empezado el partido cuando el abuelo, con la respiración entrecortada y sudando profusamente, detiene el juego y se queja de un dolor que le oprime el pecho. Aunque el abuelo lo atribuye a una probable indigestión, Max desaparece corriendo en busca de ayuda. Transportado a la sala de emergencia del hospital, el abuelo recibe una aspirina y es conectado a un monitor cardíaco, el cual indica que ha sufrido un ataque al corazón. La enfermera le dice a Max que su pronta gestión de socorro probablemente le ha salvado la vida al abuelo.
¿En qué consisten las enfermedades del corazón?
Son un grupo de enfermedades (llamadas también cardiopatías) que impiden al corazón funcionar como es debido.
De tamaño un poco mayor que un puño, el corazón normal sano constituye el centro funcional del aparato o sistema cardiovascular del ser humano. Ese corazón late (se contrae y dilata) como 100 000 veces al día. Por término medio, en una persona que viva 70 años, el corazón latirá más de 2 500 millones de veces.
El sistema circulatorio es el encargado de proporcionar nutrimento a las células del organismo y de eliminar sus desechos. Las arterias llevan la sangre oxigenada del corazón a las células de todo el cuerpo; las venas recogen la sangre que ha nutrido las células y la devuelven a los pulmones, donde se reoxigena y se pone en circulación nuevamente, impulsada por el corazón.
Las arterias y las venas coronarias circundan el corazón por su parte superior y por la inferior como si fueran ramas de hiedra. Las arterias coronarias sanas, de paredes fuertes y flexibles y de túnica interna lisa, suministran sangre al corazón propiamente dicho, en forma muy parecida a como una manguera lleva el agua del grifo al jardín o al huerto.
Todo individuo nace con las arterias coronarias totalmente abiertas y despejadas, lo que permite un aflujo máximo de sangre al corazón; pero, a medida que envejece, estos vasos pueden empezar a obstruirse por el depósito de una espesa mezcla de lípidos (grasas, entre ellas el colesterol), calcio y otras sustancias. Conforme estos depósitos se van acumulando en forma de capas en el interior de las arterias, pueden dar lugar a arterios-clerosis, estado anormal conocido también por “endurecimiento de la arterias,” puesto que la acumulación de sustancias extrañas, a la larga, endurece la pared arterial interna. Se llama aterosclerosis a la acumulación de ateroma o placa ateromatosa en la capa más interior (la íntima, en comunicación con la sangre circulante) de la arteria. Esta anomalía es la forma más común de la arteriosclerosis. Con el tiempo, la placa continúa acumulándose en los vasos sanguíneos, en forma muy parecida a como la grasa obstruye el desagüe del fregadero de la cocina. Debido a esto, el diámetro interno (o luz) del vaso sanguíneo se achica cada vez más.
¿Cuáles son las distintas clases de cardiopatías?
La aterosclerosis de las arterias coronarias, con el tiempo, origina enfermedades conocidas por coronariopatías, en las cuales dichas arterias quedan obstruidas hasta el punto de no poder suministrar el nutrimento o el oxígeno que necesita el corazón. El aflujo de sangre queda entonces total o parcialmente bloqueado y da lugar al fenómeno denominado isquemia.
Los ataques al corazón (o infartos de miocardio) son lesiones producidas por interrupción del flujo de sangre a través de una arteria coronaria, con lo que se corta el suministro de oxígeno vital para el corazón. Estas interrupciones pueden deberse al diámetro arterial disminuido a causa de la placa ateromatosa, de un coágulo sanguíneo que bloquea la arteria o de la contracción (espasmo) de ésta como reacción a la falta de oxígeno o sangre. Cuanto más tiempo se prive de nutrimento al músculo cardíaco, tanto mayor será la cantidad de tejido muscular que se deteriora o perece. Es, pues, esencial tomar medidas rápidas de socorro, como lo hizo Max.
El bloqueo de las arterias no es la única causa de los ataques al corazón. La hipertensión, o alta tensión arterial, puede ser un factor contribuyente. El bombeo de la sangre contra la elevada presión de los vasos sanguíneos (como sucede en los individuos con hipertensión incontrolada) puede imponer demasiada carga al corazón. El abuso del alcohol, las infecciones víricas, la tuberculosis, los parásitos u otras enfermedades vasculares (de los vasos sanguíneos), también pueden ocasionar cardio-patías.
Las válvulas enfermas imponen al corazón otra carga anormal. Las cuatro válvulas, situadas entre las dos aurículas (cámaras superiores) y los dos ventrículos (cámaras inferiores) del corazón, se abren y cierran como diminutos obturadores de cámaras fotográficas para dejar que la sangre circule en cantidad suficiente y en sentido correcto. Si la válvula está cicatrizada o no puede abrirse del todo, el corazón habrá de trabajar más intensamente para impulsar la sangre a través de la obstrucción parcial. Si, por el contrario, la válvula no cierra del todo, se producirá un reflujo
de sangre en las cámaras del corazón, con lo que éste se verá obligado a trabajar más intensamente para bombear dos veces la misma sangre.
La endocarditis bacteriana, o sea, la inflamación del endocardio (la superficie interna del corazón), es una infección capaz de perturbar el buen funcionamiento de las válvulas. Esta infección puede ser, como sucede en raras ocasiones, consecuencia de la cirugía oral o de reparaciones dentarias que liberan al torrente sanguíneo bacterias normalmente inocuas. Esto suele suceder en personas que han sufrido daños por cardiopatías de origen reumático u otras afecciones.
Hay también varias cardiopatías que producen arritmias o disritmias (alteraciones del ritmo cardíaco normal). Si bien muchas de estas alteraciones carecen de importancia, otras pueden ser muy graves. Por ejemplo, la fibrilación ventricular, ritmo cardíaco que produce un bombeo descoordinado e ineficaz, es a veces la causa de muerte súbita.
¿A qué se deben las cardiopatías?
Factores de riesgo Las enfermedades del corazón no son contagiosas y, en su mayor parte, pueden prevenirse, controlarse y, en ciertos casos, hasta contrarrestarse. Al considerar las causas de estas enfermedades, los investigadores dividen los factores de riesgo en dos categorías:
los que son controlables por el enfermo y los que no lo son. Entre los que no se pueden cambiar, figuran:
- La edad. A medida que la persona envejece, sus niveles (concentraciones) de colesterol generalmente aumentan y se produce un endurecimiento de las arterias, que continúa progresando en la mayoría de los casos.
- El sexo. Los varones tienen niveles de colesterol más elevados que las mujeres hasta la edad de 45 años, aproximadamente. Las mujeres alcanzan los niveles de los hombres después de la menopausia.
- Los antecedentes familiares. Las personas con antecedentes familiares de enfermedades del corazón tienen mayor riesgo de contraer este tipo de dolencias.
Lo bueno es que algunos factores de riesgo son susceptibles de controlarse. Entre estos destacan:
- El tabaco. Los fumadores tienen el doble de riesgo de ataque al corazón que los no fumadores, y su riesgo de muerte cardíaca súbita es del doble al cuádruplo que el de los no fumadores. El dejar el cigarrillo (y mejor aún, el no empezar a fumar) es una táctica decididamente recomendable para la salud.
- La tensión arterial alta. La hipertensión supone una sobrecarga para el corazón. Para reducir la tensión arterial pueden ser útiles los medicamentos antihipertensivos, el mantener un peso corporal saludable, evitar el uso de la sal común y aumentar los ejercicios.
- Los lípidos en la sangre. La reducción de las grasas en la sangre, tales como el colesterol, puede reducir el riesgo de ataque al corazón. Los que tienen antecedentes familiares de cardiopatías y que además presentan otros factores de riesgo como el fumar, la diabetes, la hipertensión, la obesidad o la inactividad física; o los que tienen el padre o la madre con altas cifras de colesterol deben hacerse verificar por un médico las concentraciones de lípidos en la sangre.
- La diabetes. Gran número de diabéticos padecen también de hipertensión o de obesidad. La diabetes aumenta asimismo los niveles de lípidos y acelera la evolución de la arteriosclerosis, el ataque al corazón y las apoplejías.
- La obesidad. Se define como obesidad, en general, el tener un índice de masa corporal adulta superior a 27 (Véase el recuadro lateral). Cerca de la tercera parte de los estadounidenses son obesos, a pesar de que mantener un peso corporal saludable a lo largo de la vida parece ser una de las maneras más eficaces para vivir más años y en forma más sana. En un famoso estudio de 30 años de duración celebrado entre 1948 y 1978 con la intervención de 5127 vecinos de Framingham (Massachusetts), los que conservaron su peso desde los 25 años de edad presentaron menor riesgo de enfermedades cardíacas. Los que redujeron su peso durante este período aminoraron todavía más su riesgo.
- Actividad física. Los que hacen ejercicio tienen menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, y los que son inactivos corren mayor riesgo de contraerlas. El ejercicio aeróbico reduce la frecuencia cardíaca (latidos por minuto), las concentraciones de lípidos, la tensión arterial y las grasas corporales. Estas actividades comprenden caminar deprisa, correr, nadar, remar y saltar la cuerda durante un período de por lo menos 10 a 15 minutos. Se calcula que el 60 por ciento de los estadounidenses no hacen ningún ejercicio aeróbico.
Otros factores de riesgo controlables son el consumo de bebidas alcohólicas y el exceso de tensión nerviosa.
La conexión con las grasas El colesterol es una sustancia blanda, de consistencia parecida a la cera, que circula con la sangre y que se encuentra en todas y cada una de las células del organismo. Es un material de construcción muy importante para las células y los nervios, y se usa también en la producción de ciertas hormonas. El hígado utiliza el co-lesterol para fabricar ácidos biliares que contribuyen a la digestión. Los triglicéridos son sustancias grasas transportadas por la sangre que, al igual que el colesterol, pueden provenir de la dieta o ser producidas por el hígado. Los triglicéridos son distintos del colesterol, pero como éste, están normalmente presentes en la sangre. Las cifras elevadas de triglicéridos suelen correlacionarse con ciertas enfermedades.


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