ENFERMEDADES DEL CORAZÓN: CARDIPATÍAS
ENFERMEDADES DEL CORAZÓN:
TRATAMIENTO, CAUSAS, SÍNTOMAS, DIAGNÓSTICO Y
PREVENCIÓN
Se trata de una amplia gama de enfermedades que impiden al corazón
desempeñar debidamente su función normal de impulsar la sangre a todas partes
del cuerpo.
El caso de Max. Max, que acaba de cumplir los 14 años, comparte a menudo
con su abuelo el rito matutino de tantos sábados: desayuno en una cafetería
favorita, seguido de un animado partido de tenis. En esta ocasión ambos
piden huevos fritos, con cuatro tiras de tocineta, una pila de panqueques y un
platito aparte de papas y cebollas doradas a la sartén. Terminado el desayuno,
marchan en auto hacia la cancha. Apenas pasan diez minutos de haber empezado el
partido cuando el abuelo, con la respiración entrecortada y sudando profusamente,
detiene el juego y se queja de un dolor que le oprime el pecho. Aunque el
abuelo lo atribuye a una probable indigestión, Max desaparece corriendo en
busca de ayuda. Transportado a la sala de emergencia del hospital, el abuelo
recibe una aspirina y es conectado a un monitor cardíaco, el cual indica que ha
sufrido un ataque al corazón. La enfermera le dice a Max que su pronta gestión
de socorro probablemente le ha salvado la vida al abuelo.
¿En qué
consisten las enfermedades del corazón?
Son un grupo de enfermedades (llamadas también cardiopatías) que impiden
al corazón funcionar como es debido.
De tamaño un poco mayor que un puño, el corazón normal sano constituye
el centro funcional del aparato o sistema cardiovascular del ser humano. Ese
corazón late (se contrae y dilata) como 100 000 veces al día. Por término
medio, en una persona que viva 70 años, el corazón latirá más de 2 500 millones
de veces.
El sistema circulatorio es el encargado de proporcionar nutrimento a las
células del organismo y de eliminar sus desechos. Las arterias llevan la sangre
oxigenada del corazón a las células de todo el cuerpo; las venas recogen la
sangre que ha nutrido las células y la devuelven a los pulmones, donde se
reoxigena y se pone en circulación nuevamente, impulsada por el corazón.
Las arterias y las venas coronarias circundan el corazón por su parte
superior y por la inferior como si fueran ramas de hiedra. Las arterias
coronarias sanas, de paredes fuertes y flexibles y de túnica interna lisa,
suministran sangre al corazón propiamente dicho, en forma muy parecida a como
una manguera lleva el agua del grifo al jardín o al huerto.
Todo individuo nace con las arterias coronarias totalmente abiertas y
despejadas, lo que permite un aflujo máximo de sangre al corazón; pero, a
medida que envejece, estos vasos pueden empezar a obstruirse por el depósito de
una espesa mezcla de lípidos (grasas, entre ellas el colesterol), calcio y otras sustancias. Conforme estos depósitos se
van acumulando en forma de capas en el interior de las arterias, pueden dar
lugar a arterios-clerosis, estado anormal conocido también por “endurecimiento
de la arterias,” puesto que la acumulación de sustancias extrañas, a la larga,
endurece la pared arterial interna. Se llama aterosclerosis a la acumulación de
ateroma o placa ateromatosa en la capa más interior (la íntima, en comunicación
con la sangre circulante) de la arteria. Esta anomalía es la forma más común de
la arteriosclerosis. Con el tiempo, la placa continúa acumulándose en los vasos
sanguíneos, en forma muy parecida a como la grasa obstruye el desagüe del fregadero
de la cocina. Debido a esto, el diámetro interno (o luz) del vaso sanguíneo se
achica cada vez más.
¿Cuáles son
las distintas clases de cardiopatías?
La aterosclerosis de las arterias coronarias, con el tiempo, origina
enfermedades conocidas por coronariopatías, en las cuales dichas arterias
quedan obstruidas hasta el punto de no poder suministrar el nutrimento o el
oxígeno que necesita el corazón. El aflujo de sangre queda entonces total o
parcialmente bloqueado y da lugar al fenómeno denominado isquemia.
Los ataques al corazón (o infartos de miocardio) son lesiones producidas
por interrupción del flujo de sangre a través de una arteria coronaria, con lo
que se corta el suministro de oxígeno vital para el corazón. Estas
interrupciones pueden deberse al diámetro arterial disminuido a causa de la
placa ateromatosa, de un coágulo sanguíneo que bloquea la arteria o de la
contracción (espasmo) de ésta como reacción a la falta de oxígeno o sangre.
Cuanto más tiempo se prive de nutrimento al músculo cardíaco, tanto mayor será
la cantidad de tejido muscular que se deteriora o perece. Es, pues, esencial
tomar medidas rápidas de socorro, como lo hizo Max.
El bloqueo de las arterias no es la única causa de los ataques al
corazón. La hipertensión, o alta tensión arterial, puede
ser un factor contribuyente. El bombeo de la sangre contra la elevada presión
de los vasos sanguíneos (como sucede en los individuos con hipertensión incontrolada) puede imponer
demasiada carga al corazón. El abuso del alcohol, las infecciones víricas,
la tuberculosis, los parásitos u otras
enfermedades vasculares (de los vasos sanguíneos), también pueden ocasionar
cardio-patías.
Las válvulas enfermas imponen al corazón otra carga anormal. Las cuatro válvulas,
situadas entre las dos aurículas (cámaras superiores) y los dos ventrículos
(cámaras inferiores) del corazón, se abren y cierran como diminutos obturadores
de cámaras fotográficas para dejar que la sangre circule en cantidad suficiente
y en sentido correcto. Si la válvula está cicatrizada o no puede abrirse del
todo, el corazón habrá de trabajar más intensamente para impulsar la sangre a
través de la obstrucción parcial. Si, por el contrario, la válvula no cierra
del todo, se producirá un reflujo
de sangre en las cámaras del corazón, con lo que éste se verá obligado a
trabajar más intensamente para bombear dos veces la misma sangre.
La endocarditis bacteriana, o sea, la
inflamación del endocardio (la superficie interna del corazón), es una infección capaz de perturbar el buen funcionamiento de
las válvulas. Esta infección puede ser, como sucede en raras ocasiones,
consecuencia de la cirugía oral o de reparaciones dentarias que liberan al
torrente sanguíneo bacterias normalmente inocuas. Esto suele suceder en
personas que han sufrido daños por cardiopatías de origen reumático u otras
afecciones.
Hay también varias cardiopatías que producen arritmias o disritmias
(alteraciones del ritmo cardíaco normal). Si bien muchas de estas alteraciones
carecen de importancia, otras pueden ser muy graves. Por ejemplo, la
fibrilación ventricular, ritmo cardíaco que produce un bombeo descoordinado e
ineficaz, es a veces la causa de muerte súbita.
¿A qué se
deben las cardiopatías?
Factores de riesgo Las enfermedades del corazón no son contagiosas y, en
su mayor parte, pueden prevenirse, controlarse y, en ciertos casos, hasta
contrarrestarse. Al considerar las causas de estas enfermedades, los
investigadores dividen los factores de riesgo en dos categorías:
los que son controlables por el enfermo y los que no lo son. Entre los
que no se pueden cambiar, figuran:
- La edad. A medida que la persona envejece, sus niveles
(concentraciones) de colesterol generalmente aumentan y se produce un
endurecimiento de las arterias, que continúa progresando en la mayoría de los
casos.
- El sexo. Los varones tienen niveles de colesterol más elevados que las
mujeres hasta la edad de 45 años, aproximadamente. Las mujeres alcanzan los
niveles de los hombres después de la menopausia.
- Los antecedentes familiares. Las personas con antecedentes familiares
de enfermedades del corazón tienen mayor riesgo de contraer este tipo de
dolencias.
Lo bueno es que algunos factores de riesgo son susceptibles de
controlarse. Entre estos destacan:
- El tabaco. Los fumadores tienen el doble de riesgo de ataque al
corazón que los no fumadores, y su riesgo de muerte cardíaca súbita es del
doble al cuádruplo que el de los no fumadores. El dejar el cigarrillo (y mejor
aún, el no empezar a fumar) es una táctica decididamente recomendable para la
salud.
- La tensión arterial alta. La hipertensión supone una sobrecarga para
el corazón. Para reducir la tensión arterial pueden ser útiles los medicamentos
antihipertensivos, el mantener un peso corporal saludable, evitar el uso de la
sal común y aumentar los ejercicios.
- Los lípidos en la sangre. La reducción de las grasas en la sangre,
tales como el colesterol, puede reducir el riesgo de ataque al corazón. Los que
tienen antecedentes familiares de cardiopatías y que además presentan otros
factores de riesgo como el fumar, la diabetes, la hipertensión, la obesidad o la inactividad física; o los que tienen el
padre o la madre con altas cifras de colesterol deben hacerse verificar por un
médico las concentraciones de lípidos en la sangre.
- La diabetes. Gran número de diabéticos padecen también de
hipertensión o de obesidad. La diabetes aumenta asimismo los niveles de lípidos
y acelera la evolución de la arteriosclerosis, el ataque al corazón y las
apoplejías.
- La obesidad. Se define como obesidad, en general, el tener un índice
de masa corporal adulta superior a 27 (Véase el recuadro lateral). Cerca de la
tercera parte de los estadounidenses son obesos, a pesar de que mantener un
peso corporal saludable a lo largo de la vida parece ser una de las maneras más
eficaces para vivir más años y en forma más sana. En un famoso estudio de 30
años de duración celebrado entre 1948 y 1978 con la intervención de 5127
vecinos de Framingham (Massachusetts), los que conservaron su peso desde los 25
años de edad presentaron menor riesgo de enfermedades cardíacas. Los que
redujeron su peso durante este período aminoraron todavía más su riesgo.
- Actividad física. Los que hacen ejercicio tienen menor riesgo de
enfermedades cardiovasculares, y los que son inactivos corren mayor riesgo de
contraerlas. El ejercicio aeróbico reduce la frecuencia cardíaca (latidos por
minuto), las concentraciones de lípidos, la tensión arterial y las grasas
corporales. Estas actividades comprenden caminar deprisa, correr, nadar, remar
y saltar la cuerda durante un período de por lo menos 10 a 15 minutos. Se
calcula que el 60 por ciento de los estadounidenses no hacen ningún ejercicio
aeróbico.
Otros factores de riesgo controlables son el consumo de bebidas
alcohólicas y el exceso de tensión nerviosa.
La conexión con las grasas El colesterol es una sustancia blanda, de
consistencia parecida a la cera, que circula con la sangre y que se encuentra
en todas y cada una de las células del organismo. Es un material de
construcción muy importante para las células y los nervios, y se usa también en
la producción de ciertas hormonas. El hígado utiliza el co-lesterol para
fabricar ácidos biliares que contribuyen a la digestión. Los triglicéridos son
sustancias grasas transportadas por la sangre que, al igual que el colesterol,
pueden provenir de la dieta o ser producidas por el hígado. Los triglicéridos
son distintos del colesterol, pero como éste, están normalmente presentes en la
sangre. Las cifras elevadas de triglicéridos suelen correlacionarse con ciertas
enfermedades.